Esta marca, formada por las iniciales de Rafael Onieva Ariza, surgió del ingenio portentoso y la incansable capacidad de trabajo de su creador, nacido en Baena (Córdoba) en 1929.
En 1950, mientras don Rafael estudiaba la carrera de Ciencias Químicas en Madrid, se las ingenió en el garaje de su casa para fabricar una moto, que quería utilizar para desplazarse a la universidad. Partiendo de un bastidor MV de contrabando, Rafael le fue acoplando piezas y componentes diversos hasta que completó su moto. Ni corto ni perezoso, durante el verano viajó con su moto a Málaga, donde participó en algunas gymkhanas y recibió por parte de amigos suyos el encargo de fabricar doce motos como la suya.
Ya de regreso en Madrid, don Rafael se lanzó a la construcción de una serie de veinte motos, lo que le obligó a acondicionar un taller de 150 m2 en Fuencarral y a contratar a seis operarios. Aquellas motos se vendieron como churros y don Rafael vio que la construcción de aquellas monturas era un buen negocio. Así las cosas, en 1952 constituyó la sociedad Industrias Motorizadas Onieva y se trasladó a una nave de 600 m2
en la calle Embajadores 252-254, donde a partir de 1953 fabricó la ROA Foxter 125. Poco después inició la producción de los motocarros ROA, propulsados por un motor Hispano Villiers de dos tiempos, que tuvieron una notable demanda por su adecuación a las necesidades y la economía de los pequeños transportistas urbanos.
Desde 1955 comenzó a producir la Roa Foxter 200 y en los años sucesivos renovó la gama con nuevas motocicletas, (Superfoxter, Puma, Avanti…) y motocarros, incluso equipados con motores de origen BMW y capaces de cargar 600 kg. Asimismo, en sus talleres se ensamblaron las BMW R27 que utilizaría la Guardia Civil de Tráfico, así como las adaptaciones ROA-Tartarini a gas butano, que empleaban numerosos taxis para reducir costes.
Del mismo modo, intentó construir un pequeño todo terreno similar al alemán Far-Mobil, aunque padeció los obstáculos burocráticos y las dificultades que había para importar componentes.
En cambio, tuvo éxito su alianza con Barreiros y el fabricante alemán Tempo, que hizo posible la producción desde 1962 de las furgonetas Tempo Onieva, equipadas con motores diésel Barreiros. Sin embargo, su expansión desde 1962 con una nueva empresa en Colombia, ROA Hispano-Colombiana S.A., acabó con el capital de Industrias Motorizadas Onieva. En aquel momento, don Rafael quedó arruinado y tuvo que abandonar el sector de la automoción.
Por suerte, don Rafael supo recuperarse gracias a su espíritu emprendedor, que le encaminó hacia el sector de la hostelería. Igualmente, la compra en aquellos años de unos terrenos en Torrejón de Ardoz le permitió adentrarse en el sector inmobiliario. Así, por ejemplo, ha ejercido como promotor de un polígono industrial en Loeches, donde incluso las calles tienen nombres de recordadas marcas españolas de motos: Bultaco, Clúa, Derbi, Lube, Montesa, Ossa, Sanglas y, por supuesto, ROA.